Menú en la orilla
Hay una melodía de agua y viento
Hay una encendida pasión
Hay una cabaña frente al mar
Con delicadeza frío los ajos
Hay un llamado desde la lejanía
El calor esfuma la imagen
Para recibir el don del sol
los hombres desesperan,
las mujeres se inquietan
Entre bocado y bocado,
cuando el mar canta,
las miradas se cruzan.
Sepultan el tiempo.
Comienza una danza
sobre la tierra ardiente.
Hay niñas que sueñan.
Hay salas que guardan sonidos.
Hay sombras jugando entre las sábanas.
En las ventanas se refleja el contoneo.
Un barco blanco se desliza a sotavento.
La amada espera la carne con los ajos
Federico
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